martes, 30 de septiembre de 2014

"Panta rei"

Cuando pensamos, pensamos y ya esta, quiero decir, no nos paramos a reflexionar sobre una realidad en la que por suerte o por desgracia estamos sumergidos y en el conocimiento que poseemos y ponemos en práctica para pensar.
 Lo que Heráclito de Éfeso nos intenta hacer ver (desde su pensamiento del siglo VI a. C) es que debemos poner a funcionar nuestra cabeza y reflexionar a cerca de la realidad y el conocimiento.
Creemos, en repetidas ocasiones, que todo lo que se va descubriendo, todo lo que hay en este momento y en definitiva todo lo que existe y pertenece a nuestras vidas va a seguir ahí para siempre, ya sea por un motivo o por otro pero no se moverá de su sitio. Cuando en la realidad todo cambia, todo fluye y todo está en continuo movimiento hasta que un día se termina su camino o el nuestro.
Para mí uno de los mejores ejemplos que se me ocurren es el agua, el agua puede encontrarse en varios estados (líquido, sólido y gaseoso) y aunque no nos fijemos, porque nos parezca un dato insignificante y habitual en nuestras vidas es así. Si se  congela, se convierte en un cubito de hielo ( cambia de estado) si se calienta vuelve a su estado de antes (líquido) pero si la calentamos aún mas se evapora (se mueve y además cambia completamente de forma)
¿Y qué pasa con el agua de los ríos? este agua cambia, nunca es la misma porque fluye, y sigue el recorrido de su cauce. El cauce es lo que ayuda al agua a llegar a su destino.
En cambio el agua nunca es la misma, al igual que el bañista que se mete en ella.

Al fin y al cabo ni la materia que nos rodea es siempre la misma, ni el conocimiento es igual ahora que hace miles de años (y seguirá cambiando) ni nosotros somos los mismos que hace 10 años, ni somos iguales a como eramos ayer. Ya sea por experiencias vividas o por conocimientos adquiridos.
Quizás seamos agua que fluye a través de un cauce al que se denomina camino de la vida.